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En el 1er Salón del Vino Peruano realizado este mes, organizado en el Club Moquegua. Bodegas de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna hicieron muestra de sus bebidas más representativas. Encontré varias sorpresas, entre ellas este vino que me atrajo mucho ¨Bodega Viejo Molino¨. Lo probé y me hizo sonreír. Sentí por fin ese equilibrio de vino peruano, buena fruta, una huella sedosa y refrescante, de uvas Negra criolla 95% y de Syrah con un 5% muy preciso. Un blend que despertará pasiones para nuestras futuras generaciones. El tiempo pasa y más viticultura encuentra la luz en el Perú, país de una mesa completa.
Moquegua produce vino desde 1540. Se encuentra dentro de la cadena volcánica de los andes del sur. Moquegua es una zona minero-metalúrgica, agrícola y ganadera muy rica. La capital es pequeña y se encuentra ubicada en la cuenca del río del mismo nombre. En la actualidad en el valle se producen aproximadamente 300 mil litros entre vinos y Piscos. El potencial de este valle es importante y la producción puede ser aún mayor.
El terreno se encuentra a una altitud de 1410 msnm, pobre en tierra y pedregoso, con un promedio anual diario de 9 horas de iluminación y con una amplitud térmica de 15 °C entre el día y la noche. Una interesante temperatura media anual de 25 grados. Clima seco y desértico subtropical.
El vino es un lenguaje del pasado, un testimonio del carácter de la zona, un olor de la tierra que quieres siempre sentir cerca. Así sentí este vino peruano, de vides de 12 años, de ganas de mostrarme un tanino frutal de una cepa que solo en Piscos la había degustado, prácticamente era un mito para mi. Y ese corte delicioso del syrah que siempre deja un velo de sauco muy romántico.
Esta bodega opera desde el 2007, en vinos, Piscos y licores. Ha ganado varios reconocimientos y su vino sabe a hoy. En el valle de Moquegua en la zona Charsagüa, una localidad muy pequeña y fantástica para la vid, vino de viñedos propios y de la zona.
Javier Coaila y su primo se encargan de la enología del vino y comercialización, me cuenta que más o menos en 1970 resurge la viticultura en Moquegua y deciden apostar por la zona y por el Perú. Poco a poco con las años fueron ideando el proyecto y hoy es realidad en la copa.
Con mucho cariño para el Perú, en su día esta Negra Criolla, hermosa, fina, delicada, de cuerpo exuberante, y de un ¨andar andar¨ muy pasional. Sigamos apostando por lo nuestro.
Que viva el Perú!